El término amor líquido alude a un concepto creado por el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, desarrollado en su obra homónima para describir el tipo de relaciones interpersonales que se desarrollan en la posmodernidad. Éstas, según el autor, están caracterizadas por la falta de solidez, calidez y por una tendencia a ser cada vez más fugaces, superficiales, etéreas y con menor compromiso.
Bauman explica cómo en las sociedades del capitalismo avanzado aparecen algunas tendencias que afectan a cómo se entienden las relaciones personales. La tendencia al individualismo hace ver las relaciones fuertes como un peligro para los valores de autonomía personal. A esto se une la generalización de la ideología consumista que provoca la mercantilización de varios ámbitos de la vida. En este sentido, el resto de personas empieza a verse como mercancías para satisfacer alguna necesidad, y el amor se convierte en una suerte de consumo mutuo, guiado por la racionalidad economicista, donde el ethos económico invade las relaciones personales.
Para Bauman, las relaciones por Internet se convierten en el modelo que se exporta al resto de relaciones de la vida real. De hecho, más que relaciones, se buscan conexiones, ya que estas no necesitan implicación ni profundidad. En las conexiones, cada uno decide cuándo y cómo conectarse, y siempre puede pulsar la tecla suprimir.